jueves, 15 de enero de 2015

THE SHOW MUST GO ON

Hace tiempo leí un artículo de Perez Reverte que me llegó al corazón. No soy especialmente fan, pero me gusta como escribe y me trae recuerdos de juventud. Además un tío que ha visto morir a niños reventados entre sus brazos está inmunizado ante el fanatismo, y su carga de lucidez puede venirme bien para tomar perspectiva. El texto proyectaba una visión descarnada de nuestra sociedad, no se inventaba ni una coma, enumeraba una sucesión de las realidades que hemos presenciado como un espectáculo durante estos últimos años. Al principio noqueados por el asombro, después indignados, descreídos, radicalizados, hastiados…
Concluía apocalípticamente en que no hay esperanza para nosotros como sociedad. No cree en los políticos, ni los actuales ni los que están por llegar, ni en las instituciones y globaliza mostrando un mundo terriblemente desigual enfermo de resentimiento e impotencia. Vosotros con buen criterio pensareis que Don Arturo tiene razón, pero que esa mañana se había levantado con el pie especialmente izquierdo por lo brutal de su descripción. Estuve en un tris de soltar la revista y atacar el croissant que bastante tengo yo con lo que tengo. Sin embargo en la mitad el articulo da un giro y comienza a hablar de lo único en lo que de verdad cree: los héroes. Gente capaz de salvar el mundo, de no mirar hacia otro lado, padres, madres, médicos, maestros, bomberos, voluntarios... Gente que lucha, que se involucra, que se juega la vida. Gente capaz de augurar esperanza donde no existe un mañana. Lobos solitarios de la luz.
En ese instante empecé a preparar mi lista de héroes. Tengo dos medallas de oro ex aequo:
- El profe de guardería de “Hoy empieza todo” (Bernard Tavernier 1999) Un referente para mí.

- Pablo Boccanera y Elisabeth Delamer, un matrimonio acomodado de mediana edad que acogió de manera permanente a dos niños con dependencias severas a una edad en que otros hubieran empezado a viajar con el Imserso. (“Hijos que nadie quiere” El Mundo 29.12.14)

Os pido una revisión de la peli y una lectura, a ver si coincidís conmigo.

En un teatro de títeres, gente como ellos, sostiene las cuerdas de las marionetas. Ojala no se rompan nunca.

2 comentarios:

  1. La peli la veo en unos días y luego te comento. La historia de la pareja que ha acogido a estos dos niños la leí en el periódico y me quedé sin palabras.
    Claro que son héroes.
    Yo vivo en el norte, en una zona devastada durante décadas por la violencia de unos pocos (es cierto que antes la sufrieron ellos pero eso no es excusa) y nunca, ni en las peores épocas, pensamos en mi casa que la gente era mala en general. Todo lo contrario, entonces y después la vida nos ha demostrado que el ser humano es bueno, generoso y capaz de las mayores proezas y de enormes sacrificios (a veces, diarios y, casi siempre, anónimos) para ayudar a otros.
    Esas acciones son las que nos hacen continuar, las que hacen que nos sigamos levantando cuando por el motivo que sea solo quieres taparte con la manta y desaparecer, dejarte ir. Son ellos los que mantienen vivas nuestra fe y esperanza cada día.

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  2. Coincido totalmente!! Ya me dices sí ves la peli cuál es tu opinión. Besos!!!

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